En cada calle del pueblo de Baborigame, en el municipio de Guadalupe y Calvo, enclavado en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, hay al menos dos expendios clandestinos de bebidas alcohólicas. Los niños del pueblo indígena ódami, de entre 8 a 10 años, acuden a esos lugares a comprar embriagantes. Nadie castiga a quienes se los venden.
Los menores se aficionan a la bebida, a la cerveza, sobre todo, cuando acuden a trabajar a los campos de amapola, señala la organización Consultoría Técnica Comunitaria A.C. (Contec).