La Secretaría de Salud y algunos de sus órganos desconcertados salieron, en general, bien evaluados en la Cuenta Pública de 2019, aunque la Auditoría Superior de la Federación advirtió anomalías que desembocan en procesos administrativos deficientes y costosos que no garantizan las mejores condiciones para el Sistema de Salud mexicano y sus usuarios.
La Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó más irregularidades administrativas que económicas en el sector Salud en 2019. Los probables daños al erario público no sobrepasaron los 600 mil pesos; pero las inconsistencias documentales y procesales halladas en la primera entrega de la Cuenta Pública del primer año de Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador indican que el sector Salud tiene problemas en materia de rendición de cuentas y control operativo.
Lo anterior se da en un contexto en que el Gobierno federal ha implementado estrategias para combatir la corrupción dentro de la Secretaría de Salud (SSA) –sobre todo a través de controles de compra de medicamentos y equipo médico– y en que el Congreso de la Unión avaló una reforma para aprobar un Fondo de Salud que reforzará el aumento presupuestario (nueve por ciento real) que recibió el sector Salud en 2020.