El desempeño de la Conagua respecto a regulación, inspección y vigilancia del recurso hídrico no permitió determinar en qué medida se logró avanzar en la atención del problema referente a que “las aguas nacionales y sus bienes públicos inherentes no están administrados de manera adecuada”, concluyó la Auditoría Superior de la Federación.
La inspección y vigilancia de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a los concesionarios del agua, como empresas y ejidatarios, con la imposición de sanciones para la mejora en la administración del recurso hídrico, fue limitada durante 2019, determinó la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Para actividades de regulación, inspección y vigilancia del recurso hídrico que, por ejemplo, eviten descargas ilegales de aguas residuales, violaciones de vedas o de derechos de núcleos agrarios, se le asignó para 2019 un monto por 6 mil 591 millones de pesos. Pero, observó el órgano en la Cuenta Pública 2019, aunque efectuó las visitas de inspección y de medición, no otorgó ni inscribió en el Registro Público de Derecho al Agua (REPDA) la totalidad de los títulos de concesión y asignaciones que recibió, no cumplió su programa de vigilancia y tampoco impuso las sanciones a los infractores por insuficiencias en la calificación de las actas derivadas de las inspecciones y verificaciones.