Jaime Bonilla Valdez, el gobernador de Baja California, no ceja en sus ansias de controlarlo todo en el Estado. Da lo mismo se trate de facultades del gobierno federal como el manejo y mantenimiento de casetas de peaje, o de la esfera municipal como el cobro de impuestos por parte de los Ayuntamientos.
Con el voto incondicional de los diputados del Congreso del Estado, con una mayoría calificada de Morena y sus partidos aliados políticos, los legisladores le aprueban cuanta ocurrencia política o administrativa tenga el gobernador Bonilla. Vaya, a muy pocas acciones le han dicho que no.