Emilio Zebadúa comenzó a esconderse de las autoridades desde meses antes de dejar su cargo en el sexenio pasado. El exoficial mayor de la Sedesol y Sedatu recurrió a guardias de vigilancia, asesores, choferes, secretarias y hasta a su esposa para ocultarse de los notificadores de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en al menos una veintena de ocasiones.
¿El objetivo? Evitar que le notificaran su responsabilidad directa en múltiples desvíos en la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) a través del esquema de La Estafa Maestra, por lo cuales debe regresar 1,632 millones de pesos a la Tesorería del Gobierno federal.