Gracias a los lazos sólidos que tejió con vendedores de tecnologías de seguridad israelíes durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, Tomás Zerón de Lucio pudo viajar a Israel en plena pandemia de covid-19 para escapar a las autoridades mexicanas, que lo buscan por tortura y desaparición forzada, así como por malversar mil 102 millones de pesos de recursos públicos de la extinta Procuraduría General de la República (PGR).
En el pequeño mundo de la ciberseguridad en Israel circula una fotografía en la cual aparece el otrora jefe de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) --ahora prófugo--, en la cocina de un departamento, con una barba de varios días, una playera de manga larga y una sonrisa cómplice dirigida al fotógrafo.