Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores, logró desplazar y sacar del juego a una pieza que le era particularmente difícil de manejar por la convicción e independencia con que la embajadora mexicana en Estados Unidos se desplazaba, siempre institucional, en los círculos diplomáticos de Washington.
Ignoro si el canciller mexicano tiene afición por el ajedrez, pero el asedio al que sometió a la embajadora Martha Bárcena no le resultó como deseaba al final de la partida.