Entre marzo y septiembre los datos oficiales subestimaron a la población indígena con sospechas de haber sido infectada; las fallas en la contabilidad continúan pues hay más de 3 mil contagiados que son “hablantes de lengua indígena” y al mismo tiempo se les cataloga como “no indígenas” y hay más de cien mil casos donde no se especifica su etnicidad.
La mañana de abril en que el enfermero maya Luis Cauich recibió la llamada de una amiga, pidiéndole que recibiera a su hija en el Hospital Integral de José María Morelos, Quintana Roo, el mundo sabía aún poco del virus SarsCov2 que se extendía sobre su superficie. Pero Cauich ya sabía esto: si la joven de 23 años padecía covid-19, no había esperanza.
Lleno de angustia, Cauich le tomó signos vitales y datos de registro para su expediente: tenía diabetes, inmunosupresión, enfermedad renal, neumonía, EPOC y una discapacidad. Además, era indígena, información que dejó registrada en el expediente junto con el resto de información sobre su caso.