Ahí vienen con todo. Creen que pueden echar atrás el realmente moderado decreto por el que se acota el uso del glifosato en México. Ya aceitan a sus amigos periodistas, a sus despachos, a sus cabilderos en el Congreso y a sus peones incrustados en la administración pública federal. Son los señores del glifosato, los mismos que son de los transgénicos y que emplean en sus plantaciones a miles de jornaleros despojados, en condiciones de servidumbre equiparables a las del porfiriato. Es la burguesía agropecuaria que nació en el salinismo y fue engordando con los sexenios subsiguientes. Hoy están apertrechados en el Congreso Nacional Agropecuario (CNA).
Pues bien. No están conformes con el timorato decreto que, sólo hasta el final del sexenio, prohibirá el uso del cancerígeno pesticida conocido como glifosato. Y han elaborado una estrategia para echarlo abajo y, de ribete, lograr que se vuelva a importar maíz transgénico. Le han echado números y han empezado el pase de charola entre los acaudalados empresarios para financiar su estrategia, que incluye amparos en cascada, notas pagadas en medios y una campaña publicitaria a nivel internacional. Les saldrá barato: poco más de 12 millones de pesos, según sus proyecciones. Contralínea tiene copia del documento.