En un contexto de fragilidad financiera marcado por un año de pandemia, el aumento en el precio del petróleo y una tendencia del dólar al alza, los productores comenzaron a transferir sus crecientes costos a los consumidores mediante el alza de precios. Diversos analistas financieros del sector privado consideran que éstas son las causas de los fuertes incrementos en la canasta básica, la alimentaria y los principales bienes y servicios para la clase media urbana, por lo cual prevén que se sostendrá la tendencia inflacionaria.
Aunque lo peor del huracán que significó la crisis económica en 2020, a raíz de la pandemia, parece haber pasado, 2021 empezó con el coletazo que ya impacta los bolsillos de las familias mexicanas, que padecen una caída de sus ingresos al tiempo que se enfrentan con un alza de precios en diversos productos de la canasta alimentaria.
Los focos de alarma se prendieron en febrero pasado cuando la inflación, en su comparación mensual, se elevó 0.63%: la mayor tasa de la que se tiene registro para un mes similar desde el año 2000, mientras que en su comparación anual tocó 3.76%.