La toma de Aguililla, en Michoacán, es para el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) un acto de fuerte carga simbólica, pues representa la conquista del espacio natural en donde esta agrupación había crecido como organización criminal, y significa una muestra de afianzamiento por el control territorial en México, el cual ya se extiende internacionalmente, consideraron analistas y expertos en seguridad y política criminal.
Víctor Manuel Sánchez Valdés y Edgar Guerra, investigadores del Programa de Política de Drogas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), coincidieron en que los recientes acontecimientos en Aguililla, tanto la toma del municipio como la retirada de las Fuerzas Armadas, demuestran el afianzamiento del control territorial por parte del CJNG, el cual completa su proceso de expansión.