El muchacho está de rodillas, rodeado por agentes de policía que juegan con un dildo que le han sustraído de la mochila. Uno de ellos se lo coloca en la pelvis para dar inicio a la violación que se prolongará durante minutos. Lámelo, lámelo. Chúpale la cabecita (sic). Le dicen al joven uno de los gendarmes adscritos al Comando Jaguares en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga.
–Me vuelven a dejar sólo, viendo hacia un locker rojo en mal estado. Y sólo escuchaba que se burlaban de las cosas que traía en mi celular. Cuando regresaron al espacio, me preguntaron ¿Qué se siente ser joto? Y me acusaron de tener SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida).