La Ley de Amnistía cumple un año de fracaso: publicada el 22 de abril de 2020 en el Diario Oficial de la Federación, hoy es letra muerta. A la fecha, ni una sola persona víctima del sistema de justicia penal –como las mujeres que sufrieron abortos espontáneos, los indígenas que sin asistencia legal en su lengua fueron acusados injustamente de crímenes que no cometieron o los presos políticos– ni en situación de vulnerabilidad o con calidad de primodelincuentes ha logrado obtener su libertad.
Ello es resultado, sin duda, de la inoperancia en este tema por parte de la Secretaría de Gobernación, que ha mostrado no sólo ser absolutamente incapaz e insensible ante los casos que analiza, sino, peor, negligente ante una de las promesas de campaña del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. A quien, por cierto, no le gusta que fracasen sus proyectos.