La supuesta “guerra” de Felipe Calderón contra el narcotráfico es un parteaguas en la línea de tiempo de la violencia feminicida. En pleno apogeo de la espiral de violencia desatada por la única forma que el expresidente encontró para –según él– legitimar su gobierno producto del fraude electoral, marcó un antes y un después en los asesinatos contra mujeres, así como en otros crímenes de lesa humanidad por los cuales, algún día, este político deberá ser juzgado y condenado.
Ese momento que marca el cambio fue el año 2008: a partir de entonces los homicidios contra mujeres se dispararon al doble, generando con ello una tendencia facilitadora no sólo de ese crimen sino de otras agresiones de género, por los niveles de impunidad que prevalecieron en ese mismo contexto de la guerra contra el narco.