El presidente Andrés Manuel López Obrador fue muy consecuente ante la tragedia por el desbordamiento y caída del metro elevado que compone la línea 12 en la Ciudad de México.
Un día después del fatal accidente que ya ha matado a 25 personas y mantiene a más de 79 en atención hospitalaria por distintas heridas,
López Obrador guardó silencio y permitió que la gobernadora de la Ciudad de México, la también morenista Claudia Sheinbaum, explicara, o justificara un sin fin de ocasiones, que no harán juicios de valor, que no se despedirá a nadie, hasta en tanto no conocer los peritajes, uno que realizarán las autoridades mexicanas, otro que solicitarán a una compañía especializada en metros y con origen el extranjero.