Los contratos de emergencia con diversos bancos vía adjudicación directa para dispersar los recursos de los programas sociales de la Cuarta Transformación, y el abandono de las redes y cuentas bancarias que dejó el gobierno de Enrique Peña Nieto son la antesala del Banco del Bienestar, cuya operación deberá superar los errores cometidos por el PRI y el PAN con el Banco Nacional de Servicios Financieros (Bansefi).
Aunque los gobiernos del PRI y del PAN también buscaron impulsar, vía el Bansefi, un banco con presencia en los 500 municipios más pobres del país para la dispersión directa de los recursos de los programas de transferencias gubernamentales, y no depender de la banca comercial, la Tesorería de la Federación (Tesofe) les demostró que ese proyecto generaba mayores costos –una especie de subsidios cruzados– para esa institución, que sólo operó 500 sucursales.