¿Qué pasaría si México contara con una base de datos de cuerpos sin identidad, sus características y el lugar exacto en el que están resguardados? ¿Y si también hubiera un banco con información genética de estos cuerpos y de los familiares que buscan a sus parientes desaparecidos? ¿Y si, además, las autoridades de todo el país pudieran cotejar en cualquier momento ambos registros? Estas herramientas deberían existir pero la Fiscalía General de la República (FGR) lleva 2 años incumpliendo su obligación de echarlas a andar.
La FGR estaba obligada a cumplir el Banco Nacional de Datos Forenses, con los registros genéticos tanto de cuerpos sin nombre como de familiares que buscan a sus seres queridos del todo el país, y el Registro Nacional de Personas Fallecidas No Identificadas y No Reclamadas, dos herramientas clave que agilizarían la identificación de más de 38 mil 500 cuerpos. La ley general en materia de desapariciones exigía a la FGR tenerlos desde enero de 2018.