Los principales directivos de Pemex en los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto fueron espiados en España desde que la petrolera y la constructora Sacyr-Vallehermoso sindicaron las acciones que poseían en Repsol –en agosto de 2011– para tener un mayor peso en la toma de decisiones en la petrolera española, ante los desacuerdos que mantenían con la gestión de su presidente, Antonio Brufau.
Esa alianza provocó un duro enfrentamiento, al grado de que la prensa de este país desplegó una campaña acusando a Pemex de pretender terminar con la “españolidad” de Repsol. Sin embargo, ahora se conoce que en su ataque la cúpula de Repsol y de CaixaBank –accionista de referencia en la petrolera hispana– ordenó espiar al presidente de Sacyr, Luis del Rivero, porque se sentía amenazada por la operación con Pemex.