La primaria Carlos Darwin en el cerro de la Estrella en Iztapalapa atiende a más de 500 alumnos en dos turnos desde hace más de 20 años. En todo este tiempo la comunidad cuidó de la escuela y de los maestros, pero durante este año de pandemia sin clases presenciales sufrieron dos robos.
El primero fue muy “circunstancial”. Adolescentes que jugando futbol lanzaron el balón dentro del plantel. Aunque tocaron, nadie les abrió, por lo que saltaron la barda. Al entrar no sólo recuperaron la pelota sino que entraron a los salones y en un estante encontraron dos tabletas electrónicas que decidieron llevarse. Lo supieron gracias a que la abuelita de uno de ellos le informó a las directoras.