México declinó firmar una declaración conjunta con 59 países democráticos en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, que condena la represión y la violación de los derechos humanos en Nicaragua, y pide la inmediata liberación de los presos políticos de Daniel Ortega. Pretextó el principio de no intervención.
México también se abstuvo de aprobar una resolución previa de condena contra el dictador de izquierda nicaragüense en el consejo permanente de la Organización de Estados Americanos, aprobada por la basta mayoría de los países de las Américas. Volvió a pretextar el mismo principio.