El gobierno de Peña Nieto mantuvo labores de espionaje en contra de López Obrador tras su triunfo en las elecciones de julio de 2018. Cada paso, cada conversación telefónica, mensaje instantáneo y correo electrónico del entonces presidente electo quedaron registrados en archivos del Cisen. Los gruesos expedientes contienen datos y audios de reuniones del ahora primer mandatario mexicano con políticos y empresarios, pero también de charlas con su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, sus hijos y familiares. Contralínea tuvo acceso a parte de esos documentos y grabaciones que revelan el uso sistemático de recursos ilegales, entre ellos el software Pegasus
Haber ganado las elecciones presidenciales de julio de 2018 no libró a Andrés Manuel López Obrador del espionaje político del que fue objeto, al menos, desde 1979. Tras su triunfo electoral, agentes del desaparecido Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) continuaron con los “trabajos de inteligencia” denominados “vigilancia técnica” tanto de forma física –seguimiento directo a las afueras de su entonces domicilio particular, la casa de campaña, las oficinas del partido Morena y los actos públicos del político tabasqueño– como digital –con el empleo de software maliciosos como Pegasus, con los que intervinieron sus comunicaciones telefónicas, mensajería instantánea y correos electrónicos, y frecuentemente lo geolocalizaban para conocer su ubicación exacta–, revelan audios y copias de expedientes que el Cisen acumuló ilegalmente y a los que Contralínea tuvo acceso. Así, hasta sus últimos días en el poder, el gobierno de Enrique Peña Nieto siguió todos los pasos del actual presidente.