La elección interna del PAN, un termómetro de la cohesión interna y de la vida democrática del partido político fundado por Manuel Gómez Morín en 1939, tiene de frente el reto de fortalecer la identidad blanquiazul —de principios humanistas y solidarios— y la finalidad de que este instituto político se configure como el principal opositor y como una verdadera alternativa política que responda a las demandas ciudadanas.
No hay razón para cuestionar la imparcialidad de los integrantes de la comisión que organizará el proceso electoral interno del Partido Acción Nacional (PAN), pero existen dudas razonables al respecto, ya que algunos panistas ponen en tela de juicio, aún siendo legal y legítimo por estatutos, que el actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Marko Cortés Mendoza, designara a la comisión electoral y no pidiera licencia o renunciara a su cargo, a pesar de aspirar a la reelección.
Ello sucede en un momento complicado para el partido, ya que en la última semana, el exlíder nacional del PAN (2014-2017) Ricardo Anaya Cortés tuvo que salir de México porque asegura que el Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador lo quiere meter a la cárcel, por señalamientos de corrupción que también han denunciado en su momento excompañeros de partido.