Durante por lo menos 12 años el tapatío Hassein Eduardo Figueroa Gómez operó en secreto desde el paraíso fiscal de Dubái una sociedad de las Islas Vírgenes Británicas (BVI) que controlaba otras cinco compañías en la zona franca del puerto de Jebel Ali, en la capital de los Emiratos Árabes Unidos. Sus acciones estaban registradas a nombre de una compañía de Nevis y tenía una empresa de las islas Turcas y Caicos como “directora de papel”.
Este esquema offshore empezó en diciembre de 2004 y duró hasta abril de 2016, cuando abogados del despacho Trident Trust, con sede en las islas, se percató de que su cliente figuraba desde 2012 en listas de narcotraficantes internacionales del gobierno de Estados Unidos junto con su padre Ezio Benjamín Figueroa Vázquez, detenido en México en septiembre de 2011.