El reloj de la sala de audiencias del Reclusorio Sur marcaba exactamente las 7 de la noche con nueve minutos cuando el juez Ganther Villar Ceballos pronunció su decisión: “Prevalece un alto o elevado riesgo de sustracción… no hay otra medida cautelar que garantice su presencia en la continuación del procedimiento como la prisión preventiva”.
Las palabras del juez sorprendieron a Rosario Robles quien, con el cabello lacio y teñido de negro, un cubrebocas de color rosa y una chamarra de color caqui –como exige el uniforme de las presas de Santa Martha– interrumpió las anotaciones que hacia en su cuaderno y volteó a ver a su abogado, Epigmenio Mendieta.