Atrás quedó la sombra de la muy probable intervención del crimen organizado en la elección de Michoacán. También pasaron casi cinco meses de la visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador a esa entidad para advertir a sus habitantes que no caigan en provocaciones de los grupos delictivos. Los comicios y la gira presidencial pasaron, pero la violencia y la zozobra se quedaron sin respuesta ante la disputa del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y miembros de Cárteles Unidos disfrazados de autodefensas.
Medios de comunicación dan cuenta de nuevos enfrentamientos a balazos o con explosivos de manera constante. La tragedia que envolvió a once personas que fueron ejecutadas el 1 de noviembre sobre la carretera Tarecuato-Los Ucares, en la región indígena del municipio de Tangamandapio, cimbró a la sociedad michoacana y a la del país. Entre las víctimas había nueve jóvenes menores de 20 años de edad, en una masacre que no tiene visos de que vaya a ser aclarada.