Las acusaciones de Estados Unidos que vinculan a altos exfuncionarios de seguridad del Gobierno de Felipe Calderón con la delincuencia organizada dejan en evidencia el fracaso de la guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006 y cuyas consecuencias negativas quedaron reflejadas, por ejemplo, en el aumento de homicidios y el número de personas desaparecidas en México.
Las investigaciones penales abiertas tanto en Estados Unidos como en México en contra de Genaro García Luna, Iván Reyes Arzate, Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, todos ellos emblemas de la Policía Federal, han incrementado los cuestionamientos sobre la eficacia de la Guerra contra el narcotráfico emprendida hace 15 años.
Estos elementos —algunos de ellos considerados como modelos a seguir por Calderón— implementaron la estrategia de seguridad en el Gobierno panista de Calderón Hinojosa (2006-2012) y ahora enfrentan acusaciones por supuestamente facilitar y proteger operaciones de tráfico de drogas de México a Estados Unidos, que habrían estado relacionadas con el Cártel de Sinaloa.