Envuelto en su mayor escalada de violencia desde que se tiene registro oficial, con amplios territorios bajo el control o la disputa de cárteles del narcotráfico, Michoacán enfrenta sus más altas cifras de asesinatos y desaparición de personas, mientras decenas de sus poblaciones han sido hostigadas por grupos criminales y cientos de familias son víctimas de desplazamiento forzado.
Poco ha servido la creciente presencia de elementos de la Guardia Nacional (GN), la Marina y el Ejército, impulsada en el estado por la actual administración federal: El crimen organizado continúa actuando a sus anchas, sobre todo en municipios de las regiones Tierra Caliente y Sierra Costa.