El tercer informe del GIEI sobre el caso Ayotzinapa, presentado el lunes 28 en la Ciudad de México, admitió la gravedad que implica el caso del fallecimiento de “más de 22 personas” relacionadas con la investigación y que podrían haber contribuido con “información vital” para esclarecer el caso, que sigue impune.
Los investigadores consideran a los fallecidos como “actores fundamentales” porque desempeñaban cargos públicos el día de la tragedia y conocieron algunas de las estructuras criminales que participaron en la masacre o fueron testigos presenciales de “los más importantes sucesos”.