En una hipotética --hasta ahora-- negociación entre el gobierno y la sociedad civil para revisar las estrategias de seguridad, la Iglesia católica bien podría jugar un papel de mediación. No sería la primera vez, está el antecedente de Chiapas, con la mediación del obispo Samuel Tatik Ruiz en el conflicto con los zapatistas.
Al menos en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, con los jesuitas, “sí lo veo posible”, asegura del sacerdote Javier Ávila Aguirre. “Somos la institución que estamos con el pueblo, y de manera constante, como opción de vida, no de sexenio como los políticos”.