Los cangrejos azules viven en madrigueras que excavan en la tierra para protegerse de depredadores, pero cuando en septiembre de 2018 las retroexcavadoras conocidas como mano de chango y los tractores de oruga entraron ilegalmente a su hábitat, una zona de manglar, para desmontar el terreno y construir la refinería Olmeca de Dos Bocas, los cangrejos quedaron sepultados.
“Fue un ecocidio”, dice Santana Osorio Pérez, un ambientalista dedicado a la conservación del cangrejo azul en Paraíso,Tabasco.