La Nueva Escuela Mexicana (NEM), el gran proyecto educativo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador –apuntalado con reformas constitucionales y con la creación de las universidades Benito Juárez, entre otras acciones–, es sólo una “gran simulación” y un “afán de carácter político” que no ha logrado ninguna mejora real en el sistema educativo del país, el cual más bien sufrió un retroceso de dos grados de estudio y una deserción escolar de más de 5 millones de alumnos, debido a la pandemia de covid-19.
Desde el arranque de la administración se anunció que la NEM acabaría por fin con la actual “educación neoliberal y colonialista” para dar paso a un modelo incluyente en el que participarían las “comunidades” del país, pues los “intereses populares” estarían por encima de cualquier otro. Pero todos estos planteamientos, a decir de los expertos, son hasta el momento sólo desplantes discursivos que no han aterrizado en nada concreto.