Uno de Morena, el otro del PRI, pero dos ex gobernadores con hartas sospechas de corrupción, se dicen ahora “perseguidos políticos”. En ese cinismo que proporciona la impunidad política en México, en cualquier gobierno de cualquier partido, y en un momento en que pareciera que el Gobierno Federal y la Fiscalía Ggeneral de la República administran la justicia basados en la venganza política, Jaime Bonilla Valdez y Alejandro Moreno Cárdenas han encontrado un espacio para victimizarse.
El ex gobernador de Campeche y actual dirigente del Partido Revolucionario Institucional, Alejandro Moreno Cárdenas, es investigado por la fiscalía de aquella entidad federativa y titulada por Renato Sales, por tres delitos: enriquecimiento ilícito, peculado y uso indebido de atribuciones y facultades.