“Se viven tiempos de tormenta”, dijo esta mañana Ricardo Monreal. Lo que no dijo es que, en gran parte, es un temporal provocado por él al interior del Senado y más: en Morena, su partido. La fracción morenista ya no es un bloque sólido y él podría llegar a la presidencia de la Mesa Directiva —para relevar a Olga Sánchez Cordero— con apoyo de senadores que le son leales, pero además con PAN, PRI, PRD, MC y el Grupo Plural, grupos opositores con los que tiene una enorme cercanía. La cercanía que no tiene con los dirigentes de Morena.
Ricardo Monreal tiene una cercanía con la oposición que va más allá de su rol de Senador. Su amistad con dirigentes de otros partidos y sus constantes muestras de solidaridad con ellos ha causado una reacción dentro de Morena. Varios secretarios de Estado —excepto el Canciller Marcelo Ebrard y Tatiana Clouthier—, como Adán Augusto López, Luis Cresencio Sandoval, Rosa Icela Rodríguez o Luis Rodríguez Bucio, suspendieron su participación en la plenaria del partido en el Senado. Pero la señal más profunda vino desde su propio partido: Mario Delgado y Citlalli Hernández, sus líderes, también cancelaron.