Con la alianza Va por México fracturada, toca que cada partido se enfrente a sus propias cifras y a su realidad. El PAN deberá prescindir de la estructura priista en Coahuila y el Estado de México y competir sumando los votos que le pueda agregar el PRD.
La historia del Partido Acción Nacional (PAN) en el Estado de México y Coahuila tiene claroscuros: en el primero estado, diversas maniobras lo han llevado a ser cuarta fuerza política y en el segundo, ha buscado alianzas desde 1999 para poder competirle al Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien gobierna ambas entidades desde el año de 1939.
Ese es el aliado que se le fue hace una semana: el partido que tiene en esos dos estados diversas estructuras que incluyen gremios de transportistas, comerciantes, profesores y vecinos en general que en cada elección se movilizan y terminan aportando al PRI miles de votos, en lo que se conoce como el éxito de la hegemonía priista.