A solo unos metros de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, con el semblante serio y vestimenta militar, una mujer de aproximadamente 65 años de edad miraba cómo cientos de estudiantes se organizaban para iniciar la marcha por los 54 años de la matanza del 2 de octubre de 1968.
Se mantuvo inmóvil hasta que el Comité 68 comenzó a avanzar y a gritar consignas. Fue justo en ese momento cuando ella decidió también actuar. Lentamente, levantó su puño derecho envuelto en un guante blanco y lo comenzó a abrir poco a poco, solo para dejar notar que su interior estaba manchado de rojo.