En el panteón de la colonia Pedro Amaro en Jojutla han cambiado algunas cosas, aunque otras permanecen igual que hace cinco años. Ahora hay un aumento de tumbas de hombres y mujeres que murieron de forma “natural”. Hay otras que son víctimas de la violencia, unas 200 más que causó la pandemia de covid-19. Pero una de las cosas permanecen igual es la fosa que cavó ahí la Procuraduría de Justicia desde principios de este siglo.
Ahí, hasta 2014, esa dependencia enterró un número incierto de personas como no identificadas y no levantó datos por obligatorios que hubieran ayudado a encontrarlas. También las ocultó en fosas comunes que no estaban marcadas.