Martha Elena, migrante de origen michoacano, llegó a Tijuana desde hace un mes junto a sus 4 hijos y su yerno huyendo de las amenazas del crimen organizado en su estado, por lo que deseaban conseguir el asilo en Estados Unidos; sin embargo, el panorama fue muy diferente, pues desde que llegaron permanecieron en la calle ante la falta de espacio en los albergues de la ciudad.
“Ya no hay espacio en los albergues, por eso nos quedamos en la banqueta, pero un día llegó la policía y nos dijo que nos quitamos porque a veces llegaba gente y baleaba a los que veía durmiendo en la calle, además nos amenazaron con quitarnos a los niños y llevarlos al DIF”, mencionó Elena.