A propósito de protocolos, el único que formalmente existe en México es la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional. El de los símbolos patrios. No hay un protocolo por escrito para determinar cómo se debe actuar cuando se está frente al titular de alguno de los tres poderes que integran el Estado mexicano, sea como es en el presente, el Presidente de la República, la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el presidente del Congreso de la Unión, o los presidentes de las mesas directivas del Senado o la Cámara de Diputados.
Emanados y electos por el pueblo, son administradores por un periodo determinado de los recursos y las políticas pública en el país, y por tanto no existe un protocolo por escrito para abordarlos o de cómo comportarse ante su presencia. El propio Presidente Andrés Manuel López Obrador había dicho que cambiaría toda esa parafernalia alrededor de la figura presidencial, que, por muchos años, especialmente en la larguísima era priista, fue objeto de veneración y hasta culto.