La llegada de Tesla a Nuevo León evidencia la expansión del nearshoring en México, que promete mayores empleos dignos. Aunque se acordó el uso de agua tratada para la fabricación de autos eléctricos (aún sin contar la demandada para las baterías de litio), la zona carece de una suficiente red de distribución de agua tratada por lo que se espera que la gigafábrica cuente con su propia planta tratadora.
Con un dilema, México entra de lleno al nearshoring, esto es, la relocalización de fábricas cerca del mercado comprador. Por un lado, se abre a inversiones millonarias del sector automotriz como la de Tesla en Nuevo León durante su transición hacia la electromovilidad. Pero, por el otro, arriesga la disponibilidad y la no contaminación de sus acuíferos sobreexplotados para la fabricación de vehículos con baterías de litio que, en su mayoría, serán exportados hacia Estados Unidos, expusieron analistas consultados.