El llamado Tren Maya avanza sin respetar las leyes ambientales, violando los derechos de la naturaleza, los derechos humanos y los derechos bioculturales del pueblo maya. Este megaproyecto abre la puerta al ecocido y el etnocidio. Además, se acompaña de una fuerte presencia militar y de una “política de miedo” que se usa para intimidar a quienes se oponen a su contrucción.
Estas fueron algunas de las conclusiones a las que llegaron los jueces que participaron en la octava audiencia local del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, espacio creado por la sociedad civil y, que desde 2014, tiene como finalidad evidenciar las luchas ambientales y las violaciones a los derechos de la naturaleza a lo largo del planeta.