El 3 de abril último la Comisión Nacional de los Derechos Humanos anunció que cerró la queja que el defensor y activista de Nuevo Laredo Raymundo Ramos interpuso contra el Ejército por espiarlo. Al organismo presidido por Rosario Piedra Ibarra le bastó con que la Sedena negara haber realizado alguna intervención de comunicaciones privadas civiles, para darle carpetazo a este caso. “La CNDH claramente es un apéndice del gobierno”, cuestionan Ramos y el director ejecutivo de la organización R3D, Luis Fernando García Muñoz.
En una muestra más de “sumisión” y “sometimiento” al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), presidida por Rosario Piedra Ibarra, dio por concluida una queja contra la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) por espiar al defensor y activista Raymundo Ramos Vázquez con el spyware Pegasus.
Para dar carpetazo a la queja, la CNDH únicamente tomó en cuenta la respuesta de la Sedena, en la cual niega contar con facultades legales para intervenir comunicaciones privadas civiles.