Carlos Eduardo y Ángel García, padre e hijo, fueron desaparecidos el pasado 5 de enero. Tres meses después, en abril, algunos de sus restos fueron localizados en una fosa clandestina del Área Metropolitana de Guadalajara, Jalisco.
Irma, esposa y madre, relata que si la desaparición fue un calvario, también lo es la entrega de los restos de sus familiares.
“(Me dicen) que todavía no estaban las confrontas que les tienen que hacer… nos dicen que supuestamente (la entrega) puede ser en dos meses, tres meses o un año. Que porque las máquinas que están checando el ADN de los perfiles se tardan".