Este 2023, el poder del PRI se puso en juego en dos entidades que controló por décadas: Coahuila y el Estado de México. La primera logró controlarla de la mano de otros dos partidos, pero la otra la perdió. La población decidió quitarle la entidad más poblada a ese partido que la convirtió no sólo en bastión político sino también en la cuna de su ideología y de su identidad. De acuerdo con el primer conteo rápido del IEEM, la decisión de más del 50 por ciento de electores fue entregarle el reto de gobernar el Estado de México a la maestra de Texcoco, Delfina Gómez Álvarez.
La enfermedad del Partido Revolucionario Institucional (PRI) viene de años atrás, quizás décadas. Pero este domingo se ha agravado y lo sometió a un coma severo, de diagnóstico reservado. Desde 1929 mantuvo bajo control férreo a esa entidad sumida en la pobreza, víctima del saqueo, la inseguridad, la corrupción y la desigualdad. Y ese dominio ha terminado. Los votantes del Estado de México decidieron darle un golpe en la nuca a su victimario. Y es una mujer, la maestra rural Delfina Gómez Álvarez, quien se alza en la hazaña.