El Tren Maya ya causó cambios profundos en Paraíso Nuevo, Campeche. Los espacios públicos han sido ocupados por hombres armados, las excavadoras trabajan a pleno ritmo haciendo polvo y ruido, y los pasos peatonales pronto serán cerrados.
Los habitantes de Paraíso Nuevo, en Campeche, consideran las vías del tren como un elemento de la comunidad, a la par del domo o de los juegos infantiles. Están allí desde mediados del siglo pasado y desde entonces unos vagones de carga las recorren despacio, unas pocas veces al mes. Los pobladores siempre vieron a los rieles nada más como dos piezas de hierro oxidadas y tapadas por la maleza, que les toca cruzar para ir de una parte del poblado a la otra. Las atraviesan continuamente, varias veces al día, pues de un lado de las vías hay unas viviendas, el jardín de niños y la casa de salud; del otro hay más viviendas, el parque y las escuelas primaria y secundaria.
Por eso los vecinos se alertaron cuando supieron que el trazado del Tren Maya, que pronto pasará por allí, estará rodeado por una valla y ya no será posible cruzar las vías una vez que esté en funciones.