“Desde que asumió la presidencia de la República, el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó a un lado la narrativa de la guerra contra el crimen y optó por el no uso de la fuerza. Según él, ésta es la mejor estrategia contra los mafiosos”.
La violencia no ceja en el país, por el contrario, se recrudece y hay varios factores que lo explican: el vacío legal, la impunidad y la ausencia de una estrategia integral no sólo basada en el no ejercicio de la fuerza sino que incluya el combate al lavado de dinero, motor del crimen organizado.
La estrategia del gobierno federal, basada en “abrazos y no balazos”, sigue sin dar resultados concretos. El presidente se ha empeñado en explicar una y otra vez que su política anticrimen se basa en el combate de las causas que detonan violencia, pero hasta ahora se ha carecido de una estrategia amplia que incluye el desmantelamiento patrimonial del crimen, la narcopolítica, fenómenos que detonan impunidad y muerte.