Los periodistas, ojos y oídos de lectores, televidentes, radioescuchas y usuarios de redes sociales, laboran en condiciones extremas en el Acapulco devastado por "Otis". Muchos de ellos lo perdieron todo tras el paso del huracán.
Aurora Harrison redacta en un sillón rescatado de escombros afuera del bar La Norteña. A unos metros hay montones de vidrio, concreto y basura que sueltan una pestilencia. Todo a su alrededor es destrucción.
“Quería ser reportera de guerra, pero no pensé que fuera tan rápido”, suelta sarcástica entre carcajadas en el día 8 después del huracán Otis.