El movimiento zapatista esquebrajó el discurso del Estado de modernización y futuro progresista, pues desnudó la condición semicolonial y precapitalista en la que vivían los pueblos originarios, afirma el sociólogo Raúl Romero.
Ni México ni el mundo se pueden explicar sin hacer un alto en lo que significó 1994. “Cualquier libro serio de historia, ya sea historia escolar o de análisis histórico, debe tener un apartado especial para lo que inicia (en 1994)”, reflexiona Raúl Romero Gallardo, sociólogo de la UNAM.
Discípulo del exrector de la UNAM Pablo González Casanova, reconocido por el EZLN como “comandante Pablo Contreras” por su cercanía y aportaciones al conocimiento y estudio del movimiento, Romero Gallardo afirma que el zapatismo “ha logrado también ser un referente, un ícono y un factor de interlocución con buena parte de los movimientos populares mundiales”.