En México se invisibiliza el desplazamiento forzado interno de mujeres periodistas, pues el fenómeno no es reconocido por el Estado; al carecer de registros oficiales no se brinda atención para prevenir y dar soluciones de fondo a las víctimas.
El 3 de junio de 2017, cuando Marcela de Jesús Natalia cumplió 54 años, un sicario le disparó en la cabeza en tres ocasiones justo al salir de su turno en la radiodifusora en la que trabajaba en Ometepec, Guerrero. Una bala le atravesó la muñeca, otra le destruyó el lado izquierdo de la mandíbula y el último lo recibió en la sien derecha.
Estuvo al borde de la muerte. Se tuvo que someter a seis operaciones con las que salvó su vida y rehabilitó su habla, pero sigue esperando el apoyo para terminar su recuperación y que las condiciones le permitan volver a su hogar cerca de sus cinco hijos y diez nietos, y también de su radio. Marcela de Jesús es una periodista desplazada, una de las varias que hay en el país.