Keneth Lee Salazar, titular de la Embajada de Estados Unidos en México afirmó, el 25 de enero de 2024, que las armas de uso exclusivo militar, traficadas en territorio mexicano -lo cual fue supuestamente detectado por la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA)-, no pertenecen al Ejército estadounidense.
Según el diplomático estadounidense, el armamento decomisado era de calibre de uso reservado para el Ejército de Estados Unidos, pero eso no significaba que hubiera pertenecido a las Fuerzas Armadas de EE.UU.