No hay partido que se salve de la promiscuidad política e ideológica (si acaso este es un tema aún en términos fundacionales de los institutos políticos) en la que caen al momento de asegurar candidaturas, particularmente de representación, aunque las de mayoría no escapan con tal de asegurar espacios de poder para grupos y unos cuantos.
A pesar de lo mucho que en Morena, particularmente su dirigente, Mario Delgado, reniegan del PRI y el PAN, en Yucatán, por ejemplo, y en el colmo del cinismo para ganar el poder por el poder, la fórmula del partido guinda al Senado en 2024 es exactamente la misma (invertidas las posiciones) que llevó el PRI en 2018.